jueves, 12 de noviembre de 2015

La increíble historia de un padre que logró rescatar a su hija de una red de trata

La chica fue secuestrada en Santa Fe, por un vecino de su barrio. Después de ocho meses y de viajar 800 km, su papá -un humilde vendedor ambulante- logró salvarla de un prostíbulo en Santiago del Estero. No lo ayudaron ni la policía ni la justicia.



Después de ocho meses de búsqueda incansable, un hombre oriundo de Santa Fe logró rescatar a su hija de 18 años que había sido secuestrada y estaba cautiva víctima de una red de trata, en la localidad de La Banda, en la provincia de Santiago del Estero.

Mario Gamarra tiene 40 años, no sabe leer y vive en un humilde barrio de la ciudad de Santa Fe donde trabaja como florista ambulante en la puerta del cementerio municipal. La mayor de sus tres hijos, Romina tiene 18 y cursaba el cuarto año del secundario cuando un día de enero, en plena calle, un vecino que la venía acosando bajó de un auto, la amenazó con un arma y la secuestró.

Según el testimonio que la misma Romina después pudo dar, estuvo retenida bajo amenazas de muerte, a sólo 30 cuadras de su casa y fue llevada a la misma comisaría donde sus padres denunciaron la desaparición para que dijera que estaba bien.

Después, la llevaron a General Rodríguez (Buenos Aires) donde fue obligada a trabajar como prostituta. En febrero, la trasladaron a Bell Ville (Córdoba) y luego a La Banda (Santiago del Estero). Siempre en whiskerías, durante no más de un mes, y después obligada a rotar.

De su terrorífico periplo contó que vio policías que pasaban a cobrar su comisión y también otras chicas santafesinas esclavizadas como ella.

Fue en septiembre, en la whiskería “Negro el 20”, ubicada al costado de la ruta 51 de La Banda, donde un cliente le prestó un celular para que pudiera llamar a su familia. Romina habló con su papá por teléfono para que la fuera a buscar.

“No dudé. Cargué nafta y cargué a mi pibe para que me lea los carteles de la ruta, porque tanto no sé leer”, explicó a Clarin.com. Mario recorrió 700 km en un auto viejo hasta que llegó al lugar a la hora acordada.

“Paré enfrente, hice como que se descompuso el auto y puse balizas”. En eso el nene mío la vio. Y yo veo que salta la tapia con otra piba (María Cristina) y atrás venía un gordo con un fierro y arranqué cagando”, agregó.

Mario manejó 300 km sin parar hasta una comisaría donde quiso radicar la denuncia y pedir custodia pero le dijeron que no y le cuestionaron por qué no había echo la denuncia en Santa Fe. Lo mismo se repitió en dos comisarías más.

Ya de vuelta en casa, las chicas se presentaron ante la Justicia que ordenó la captura de tres sospechosos pero esas detenciones nunca se concretaron. Hoy Mario, Romina y el resto de la familia viven bajo amenaza pero no pierden la esperanza de que se haga justicia.

¿Qué pasó con María Cristina? Ella estaba cautiva junto a Romina en la whiskería de La Banda y juntas lograron escapar con Mario. De vuelta en Santa Fe, se reencontró con su hijito de 3 años y nadie más la vio hasta que reapareció hace pocos días acompañada de un abogado.

Dijo que nunca estuvo cautiva, que Romina miente y que todo fue mentira. Se lo dijo a la fiscal, se lo dijo a la prensa y no se la volvió a ver. Testigos la vieron acompañada por uno de los prófugos buscados por la Justicia, por lo que se lanzó una campaña para hallarla.

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