viernes, 6 de noviembre de 2015

Todos sabían de las palizas, nadie las denunció

Los vecinos de Villa Elvira continúan convulsionados por el brutal homicidio contra un nene de 7 años, asesinado a golpes por sus padres. Sin embargo, ninguno actuó



El estupor y la desazón por el brutal homicidio de un nene de siete años en Villa Elvira no cesan; con el paso de las horas se van conociendo más detalles escabrosos de un hecho que conmueve a la sociedad.

El fiscal a cargo continuó recabando información y tomándoles declaración a diferentes testigos y vecinos durante todo el día de ayer y ya elevó ante el Juez de Garantías el pedido de detención para la madre de la criatura y el padrastro, acusados del salvaje crimen y que, por el momento, se encuentran en calidad de aprehendidos.

Frentistas que viven a metros de donde se produjo el hecho, ocurrido entre la madrugada y la mañana de anteayer en una casa de 93, 12y 13, repitieron que las agresiones de los padres hacia la víctima fatal –Ricardo Armando Martínez- y su hermano de 11 años eran frecuentes.

Un remisero, cuya agencia está enfrente del domicilio del horror, relató que “la madre vino corriendo con el nene a las 11.15 (del lunes) a buscar un auto de manera urgente, con el padrastro atrás.

Cuando el chofer los subió notó de inmediato que el niño estaba morado, golpeado e inconsciente. Encendió las luces del coche, fue tocando bocina y llegó en cuatro minutos (al hospital de Niños)”.

Refirió además que “a ella y a los dos nenes (el fallecido, de 7, y su hermano, de 11) los vi caminando a las 7, mientras iban al colegio.

El más chiquito se caía, la mujer lo levantaba y él volvía a caerse. No podía caminar y lloraba. Si lo hubiesen llevado en ese momento al Hospital, y no cuatro horas después, tal vez se salvaba”.

Obligó a encerrar al otro hijo

Otro vecino explicó que “los escuchamos llorar y gritar durante la noche, pero no nos sorprendió porque siempre les pegaban. Los mandaban a vender diferentes cosas por el barrio; si no vendían todo, los molían a golpes”.

Cuando la madre, el padrastro y Ricardo fueron al nosocomio, en la finca quedó el menor de 11. Una vecina refirió que la mujer le dijo antes de irse: “si no querés que te pase lo mismo que a tu hermano, encerrate en la casa”.

Al haber sido testigo directo del homicidio, Fernando Cartasegna, titular de la UFI 4, lo hará declarar en Cámara Gessell.

Las pruebas que condenan a los sospechosos

Cartasegna solicitó ayer la detención preventiva para Gisela Alejandra Alí, ama de casa de 34 años, y José Antonio Mendoza Pacheco, albañil de 31 y nacionalidad peruana, informaron fuentes judiciales.

Detalló en el escrito ante el Juez de Garantías los fundamentos que lo llevan a creer que la madre y el padrastro de Martínez son los responsables del crimen.

La principal evidencia radica en el indicio de mendacidad: los sospechosos le aseguraron a los médicos del Hospital, cuando estos los recibieron a las 13, que el nene “se había caído en la ducha y tenía un fuerte dolor abdominal”.

Aseguraron que durante el trayecto hacia el nosocomio “dialogaron con él y le dieron agua”. Sin embargo, la data de muerte estipulada por los forenses indica que la criatura llevaba tres horas fallecida.

Por otro lado, los peritos de la Científica encontraron en la casa indicadores de que el asesinato y la violación se produjeron en diferentes ambientes.

Adriana, que ingresó a la vivienda y ofició de testigo, enumeró lo que se halló: “había una mancha de sangre muy grande en la cocina que había sido lavada y tapada. La mesada estaba cepillada y en el baño había ropa del nene, vomitada”.

El fiscal los acusará por el delito de “homicidio calificado por el vínculo con alevosía y ensañamiento, criminis causa y con pluralidad de autores”.

El nene de 11 años tenía 22 golpes y cicatrices de quemaduras

“Es un caso que conmociona por la brutalidad contra el menor”, afirmó Cartasegna, y añadió, acerca de los sospechosos: “ambos actuaron y son coautores. Cuando uno hacía algo, el otro lo ocultaba. La madre no fue ajena al hecho.

Los dos fueron juntos en el remisse y no mostraron resistencia a la situación. Me llama la atención el maltrato, el abuso (sexual) y el ocultamiento que pretendieron implementar; el desprecio que tenían hacia los nenes”.

Aseguró que “la data de muerte es clave, porque ellos dijeron que le dieron de tomar agua cuando ya estaba muerto”. En ese punto, un remisero de la agencia que trasladó a los salvajes al Hospital reveló que los padres “le abrían la boca y le metían cosas, simulando que el nene estaba comiendo”.

El letrado, además, mencionó que el menor de 11 años, hermano de Ricardo, “tiene muchas lesiones (22 en total), de vieja data y recientes, entre ellas cicatrices de quemaduras. Lo tenían encerrado y, si no llegábamos rápido, no sabemos lo que podía llegar a pasarle, porque estaba muy lastimado”.

Negó que él (quien ahora se encuentra en casa de un padrino) haya sido abusado sexualmente, mientras que afirmó que a su hermanito sí lo violaron y la causa de muerte fue por “una patada”. Por último, dijo que los sospechosos “no pueden recuperar la libertad, no pueden estar cerca de otros chicos”.  

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