Acababa de arrancar la segunda etapa de la jornada laboral cuando, en cuestión de segundos, se encontró tirado en el suelo pasando su brazo por el cuello de un hombre que había intentado robar en un local céntrico. Ni bien redujo al delincuente, que además estaba armado, la gente que pasaba por el lugar se acercó y lo ayudó para que no escapara.
De este modo, un inspector del Eco contó cómo detuvo al hombre en pleno centro. El hecho ocurrió hace unos días, pero recién ayer salió a la luz. No es la primera vez que un operario del estacionamiento controlado de Capital interviene en un hecho así. Dos situaciones similares ocurrieron en diciembre del 2011.
Eran las 17,30 y la paz céntrica se interrumpió. Fue porque de un local de telefonía, que está en las inmediaciones de Rioja y Central, salió corriendo un muchacho y al llegar a la vereda se guardó un arma de fuego entre el pantalón y la remera.
Esta situación fue observada por este empleado del Eco que atinó a frenarlo, tomarlo del cuello, tirarlo a la vereda y así evitar que escapara en una moto que estaba estacionada allí. El operario, que terminó con la pierna lastimada por el forcejeo, no quiso dar su nombre por temor a ser interceptado en un futuro por el delincuente, que tras el suceso quedó detenido en la Policía.
“Podría haber pasado cualquier cosa. Lo primero que se me pasó por la cabeza es que ese hombre iba armado y que si había un encontronazo con la Policía todo podía terminar mal. Por eso intervine”; dijo el inspector, que trabaja en el Eco desde que comenzó a funcionar en 2009.
“Me animé a reducirlo porque vi que tenía el arma en la cintura y porque él estaba temblando. Pero ni bien lo inmovilicé, quienes venían persiguiéndolo desde el local sirvieron de apoyo. Yo lo tomé del cuello y un policía de civil lo agarró del brazo”, agregó el muchacho.
Según su relato, todo pasó rápidamente y no tuvo miedo a la hora de actuar. “Sentí adrenalina. Si hubiese tenido el arma en la mano, no sé si mi accionar hubiese sido el mismo. Me comuniqué con mis jefes y ellos me hicieron volver al municipio y me contuvieron.
Después que me tranquilicé, me fui a mi casa. Al otro día todo volvió a la normalidad”, contó el empleado, quien agregó que actuó rápidamente y con tranquilidad porque participó de varias capacitaciones para aprender a manejar conflictos en la calle.
Los operarios del Eco se convirtieron en más de una vez en “héroes urbanos”. Como están en contacto permanente con la gente suelen toparse con distintos conflictos. Por ejemplo, a principios de diciembre de 2011 un asistente intervino para evitar que un hombre le robara el celular a una mujer, en Güemes y Rawson.
Unas semanas más tarde, otro trabajador redujo a un supuesto abusador, tras los pedidos de auxilio de una chica, en las inmediaciones de calle Salta y Mitre. Antes de esto, otro asistente encontró y devolvió el sueldo de una maestra que lo había perdido tras estacionar su vehículo por la avenida Ignacio de la Roza.
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