martes, 23 de febrero de 2016

La novia, el amante, y los sicarios, todos procesados por el ataque a un minero

La víctima fue Claudio Picón, quien sobrevivió milagrosamente al salvaje intento de homicidio ocurrido en una oscura calle de San Martín en octubre último. Por Gustavo Martínez Puga.



martes, 23 de febrero de 2016imageneszoomLa novia, el amante, y los sicarios, todos procesados por el ataque a un minero El auto Renault 18 usado para intentar matar al minero.
Por Gustavo Martínez Puga

Fue operado en tres oportunidades y llegó a estar en estado de coma farmacológico. Producto del impacto del balazo de un calibre 32 en su estómago, perdió su riñón derecho. También le sacaron un pedazo de hígado y su apéndice.

Al proyectil todavía lo tiene en el interior de su cuerpo, cerca de la columna vertebral. Es increíble que el empleado minero Claudio Picón haya sobrevivido.

Pero ese salvaje intento de homicidio que sufrió empezó a ver los resultados de la justicia: el juez Benedicto Correa, del Quinto Juzgado de Instrucción, procesó a su novia, al amante y a los dos sicarios que buscaron para intentar sacarlos del medio para siempre.

Afortunadamente falló el macabro plan de matar a sangre fría a Picón. Y, a pesar de que hay un sujeto no identificado que tuvo que ver con el ataque y aún no fue individualizado, la investigación policial por el ataque a Picón contó con una testigo presencial que fue vital para empezar a resolver el caso.

Por eso ahora el juez Correa dictó el procesamiento contra los cuatro detenidos. A todos les imputó el mismo delito: tentativa de homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas.

De ser encontrados culpables en el juicio, podrían llegar a estar presos entre 10 y 20 años.

Según el auto de procesamiento, los procesados son Ana Vanesa Roldán, de 31 años, quien era la novia de Picón; el amante de Roldán, Andrés Tomás Ocampo, de 34 años; y los señalados por la testigo clave como los sicarios: Ricardo Ariel Galleguillo (46) y su hijo Matías Exequiel (20).

El intento de homicidio se produjo en la calle Laprida, entre Mitre y San Juan, en San Martín. Fue a las dos de la madrugada del 5 de octubre de 2015, cuando Picón regresaba de la casa de su novia Roldán.

En ese lugar la oscuridad es total. Al pasar por el costado de un Renault 18 escuchó que le tiraron un tiro. Se detuvo. Se bajaron las personas del auto. Y le efectuaron otro disparo. Ahí Picón sintió un fuerte ardor y dolor en el estómago. Tiró su moto Daelim, saltó un canal impermeabilizado, se metió entre los olivos y se tiró en una acequia, con la intención de evitar que lo terminaran de ejecutar.

Desde allí llamó por celular a su hermana y mensajeó a su madre. Lo fueron a buscar y lo rescataron cuando ya estaba inconsciente. Despertó cuatro días después, con tres operaciones y varios órganos vitales mutilados.

EL PLAN

De acuerdo a la investigación policial y judicial, la cual contó con varias divisiones y el uso de tecnología para probar los dichos, más el testimonio clave de una amiga en común de la novia y de Picón, la cual estuvo en la escena del intento de crimen, el juez Correa dio por probado cómo fue el plan.

Resulta ser que Picón y Ana Roldán habían convivido como pareja, se habían separado y estaban en un proceso de reconciliación. Ella se enteró que el obrero minero estaba por empezar una nueva relación y no lo toleró. Se apoyó en el hombre con el que había empezado a mantener una relación amorosa, Andrés Ocampo.

Ambos decidieron quitarle la vida para sacarlo del medio de la relación. Buscaron a los Galleguillo. El plan original era matarlo en su casa, pero Roldán recibió un mensaje de Picón que iría a su casa a la 1.30 de la madrugada. Se encontraron en el camino y le dispararon a quemarropa.

Para encubrir todo, habían trazado un plan: buscaron a la amiga en común de Picón y Roldán, quien se transformó en la testigo clave. Le dijeron que iban a ir a un boliche. En realidad, la idea era matar a Picón y luego ir a un lugar público para que Roldán y su amante (Ocampo) poder decir y tener testigos de que no habían estado en la escena del crimen.

Nunca pensaron que, de los dos balazos disparados, sólo uno impactaría contra Picón. Y lo que jamás imaginaron era que el minero iba a resistir físicamente.

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