Dan a conocer la existencia de 6 o 7 quioscos de venta de estupefacientes y señalan que hay al menos unas 30 motos que van a comprar cotidianamente y a toda hora. Elevaron denuncias incluyendo hasta las patentes de las motos, y esperan que hagan algo para solucionar el problema.
Varias personas que residen en ese barrio sanrafaelino señalan que ya no sorprende cómo circula a toda hora la droga, incluso a plena luz del día en las calles, donde participan jóvenes e incluso niños de hasta 12 y 13 años a quienes se los pueden observar consumiendo y comprando para llevar estupefacientes.
"Venden porro, le llaman "prima" y los que llegan a comprar sacan entre 200 y 300 pesos, y compran pastillas", aseguró uno de los vecinos a Diario San Rafael. Además, advirtió que ya han enviado material a la policía de Investigaciones del departamento para que actúen, entre las pruebas, elaboraron "un informe con un total de 30 patentes detallando cada una, que pertenecen a motos grandes y chicas que se acercan a comprar en los puestos que están instalados. Se acercan al menos unas 30 motos cada dos días, es zona liberada", agregó uno de los vecinos que prefirió mantener el anonimato.
Por otro lado, mencionaron que cuando acercaron el material para denunciar estos episodios, en Policía Federal les respondían: "Decían que tenían mucho trabajo, muchos operativos pero no hacen nada en ese lugar. Además, hay quioscos en donde tienen computadoras, televisores que seguramente son robados o no sé de donde los sacan".
Cuando les preguntamos porque no efectuaron la denuncian nuevamente, respondieron: "Para que los vamos a denunciar, para ponérmelos en contra y después volvérmelos a encontrar. Los tienen dos o tres días y los sueltan. Me va a venir a buscar y me van a pegar un tiro en la cabeza". Además, el vecino agregó: "Voy y les aviso quien está haciendo esto y saben dónde vivimos".
"Ahora hay al menos 6 o 7 puestos donde venden porros, pastillas , entre otras cosas, en la zona de las calles Chacabuco pasando Edison, en calle Pasteur, también hay otro antes de llegar a Albarracín", afirmó otro de los residentes en la zona.
Otro de los aspectos que señalan, es que en la logística de venta interviene incluso toda la familia que vive en la vivienda donde un sujeto es el que se dedica a vender, "no está el tipo en la casa y vende la hermana, la madre, incluso hay uno que vive con menores, con sus hijos y lo hacen. Tienen dos chiquitas de 6 y 7 años que el año pasado salieron del jardín".
Por otro lado, comentan que se acercan consumidores y "re vendedores" de todos lados al barrio, que se suman a gente que viven en el barrio y que también compra. Entre los compradores, señalan que cotidianamente se pueden ver a toda hora "menores chiquitos de 12, 13 años se acercan a comprar y fuman en la esquina. Incluso van mayores en motos 110 cc con niños y se bajan a comprar.
Se bajan, le golpean la puerta, le pasan la plata que ya saben cuánto es lo que le tiene que dar y el tipo les da 4 o 5 porros o lo que sea". Además, agregó: "Hay muchas chicas adolescentes desde 14 años que se acercan a comprar".
En cuanto a los horarios en los que se vende, explican que es indiferente, hay jornadas que son las 3 o 4 de la mañana y a veces en la mañana o en la tarde a plena luz del día. "Les golpean la puerta, el tipo sale a cualquier hora, en la mañana, en la siesta, saben que nadie los están viendo o "vigilanteando".
En tanto que otro, detalló: "Se ponen en la esquina de la calle Chacabuco todos jóvenes de 20, 25 , 15 ,16 años, hay veces que se pelean y se insultan por cualquier cosa. Pasan a los tiros, no tienen problema, y la policía se lava las manos".
Otra de las consecuencias que advierten es que ya taxis e incluso la ambulancia evitan entrar al barrio, y eso afecta también a gente trabajadora que vive en la zona y que no está vinculada con el tema . "Pero viven aterrorizados.
Hay una señora que tiene un negocio y ya no le quiere entrar ningún proveedor. Llamás a un taxi o ambulancia y no entra al barrio después de las 19 horas. No entra nadie, le tienen miedo porque es una de las partes más peligrosas del barrio Constitución en la zona del pasaje Gardel", concluyó uno de los vecinos.
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