Los tres individuos, sospechosos de robo, comenzaron a dañar las instalaciones de la comisaría a base de golpes y patadas. Los sonidos retumbaban por el lugar, mientras insultaban y provocaban al personal de la policía que se encontraba trabajando en el lugar.
Los efectivos, ante el descontrol de los detenidos, decidieron convocar a testigos que transitaban por la calle Buenos Aires para poder abrir un expediente sobre lo que ocurrió en el interior del edificio.
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