La modalidad fue la misma que en las cuatro ocasiones anteriores: un delincuente, valiéndose de un elemento contundente, rompió una de las vidrieras y sacó la mayor cantidad de mercadería posible, mientras la alarma sonaba incesantemente.
En esta oportunidad, relató su encargado, Gonzalo Páez, el dueño de una panadería ubicada enfrente de su local escuchó los ruidos y salió al balcón, pero desde la vía pública el malviviente le apuntó con un arma de fuego y lo obligó a regresar a su casa.
"Según me comentaron, el que rompió la vidriera era uno y lo estaban esperando otros dos para escaparse. Me llevaron 30 pantalones y unas 20 remeras; es un abuso el que estamos sufriendo", relató Páez.
La inseguridad nos tiene hartos. Tenemos alarma monitoreada y parece que se burlan de eso porque siguen viniendo, nos rompen la vidriera, roban y se van", agregó el comerciante. La Policía -indicó Gonzalo- actuó rápido pero no logró capturar a los delincuentes.
A metros de donde ocurrió el nuevo robo, un poste de metal debería sostener una cámara de seguridad, pero solamente se colocó el soporte y nunca se instaló el dispositivo, que los empresarios y vecinos de esa zona piden a gritos. "Es indispensable que nos coloquen la cámara de seguridad. Como a mí, les han robado a varios en esta zona, por lo que contar con esa herramienta sería ganar en tranquilidad", manifestó Páez.
El cruce de Balloffet y Quiroga y sus alrededores registró un exponencial crecimiento comercial e inmobiliario en el último tiempo. Allí funcionan comercios de distintos rubros, que le dieron un movimiento gravitante al sector. Por esa razón, cuesta comprender por qué no fue seleccionada por el Ministerio de Seguridad como una de las zonas aptas para la colocación de un domo, resolución que los residentes del lugar siguen esperando.
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