miércoles, 29 de octubre de 2014

Sosa condenado a 11 años y medio en fallo sin precedentes

Los jueces Julio Bittar, Ariel Hernández y Rodolfo Luque encontraron elementos suficientes para determinar que Sosa quiso matar a Girala y no pudo por razones ajenas a su voluntad. El acusado no estuvo presente durante la lectura del fallo amparándose en un derecho constitucional.



En un fallo histórico y sin precedentes, el tribunal de la Primera Cámara del Crimen condenó a 11 años y 6 meses de prisión al bailarín Sergio Sosa, por el intento de Femicidio contra su ex pareja Laura Girala, a quien atacó y golpeó ferozmente en la madrugada del 31 de diciembre de 2012.

Los jueces Julio Bittar, Ariel Hernández y Rodolfo Luque, encontraron elementos suficientes para determinar que Sosa quiso matar a Girala y no pudo por razones ajenas a su voluntad. La condena fue menor a la solicitada por el fiscal Norberto Jamsech y el querellante Tíndaro Fernández, aunque ampliamente superior a los expuestos por los defensores Rufino Troyano y Ariel Lisarde, quienes requirieron 3 años y el cambio de carátula a "Lesiones gravísimas".

El detalle inusual de la tarde lo protagonizó el propio Sosa, ya que hizo uso de un derecho constitucional y pidió a los magistrados no presenciar la lectura de la sentencia, lo cual fue avalado por el resto de las partes. La salida de la sala del condenado estuvo acompañada de insultos de quienes concurrieron al último día de juicio.  

Sin dudas que el veredicto sienta precedentes en el ámbito judicial argentino respecto a la lucha contra la violencia de género que se cobra miles de víctimas cada año. En la sala de debate estuvieron presentes organizaciones sociales defensoras de los derechos humanos y de la mujer, quienes ovacionaron la decisión del tribunal.

"Debemos cambiar culturalmente. La mujer es sagrada, es la madre, yo nací de ella, por lo que es un ser especial. Aquí debe haber una revolución cultural a favor de su género", expresó el querellante Fernández. A su lado, Laura, aseguró que volvió a respirar y dijo que "esta resolución, al igual que aquella madrugada, marca un antes y un después en mi vida.

Lo más difícil en todo este tiempo fue hacerles entender a mis hijos lo que pasó. Quienes sufren lo mismo no deben parar, que se animen y denuncien, pero que también la Justicia actué rápido" y agregó: "nadie se merece que lo maltraten ni lo golpeen, ni mujer ni hombre"

Pasaron casi dos años de la fatídica noche en que Sosa ingresó a la casa de Laura Girala en la calle Blas Parera. Se guareció allí, planeó el ataque a tal punto de aflojar los focos para mantener en oscuridad el lugar y así evitar una salida rápida a quien fue su ex mujer. Con un palo, que se exhibió durante el debate, comenzó a ejecutar su feroz arremetida contra Laura cuando esta llegó y se vio indefensa ante la salvaje golpiza a la que la sometió el tanguero.

Girala no murió por cuestiones que rozan lo milagroso y ante esa nueva posibilidad que le dio la vida salió a contar a la sociedad de San Rafael quién era Sergio Sosa y qué le había hecho, desfigurada en el rostro y con golpes en diferentes partes del cuerpo que impactaron a propios y extraños. La foto de Girala recién llegada al hospital Schestakow rápidamente tomó trascendencia nacional y cada medio de comunicación reflejó el brutal episodio.

El caso de Laura Girala, sin dudas, abre nuevos caminos y salidas para tantas mujeres que siguen a merced de quienes la agreden verbal y físicamente. Sienta un precedente judicial que deberá ser imitado por cada tribunal del país cuando enfrente tenga a un hombre que desató su furia ante un ser indefenso y la golpeó hasta morir (o casi, como el caso de Laura).

Para Girala, significó un antes y un después aquel 31 de diciembre de 2012, un registro indeleble por el que posteriormente afrontó un verdadero infierno, una pesadilla que jamás podrá ser borrada pero que encontró, con el fallo de la Justicia local, una luz en un camino tan oscuro que le trazó Sergio Sosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario