Hace un año, el 25 de septiembre de 2013, Nicolás Vázquez, de 18 años, fue asesinado en Lanús por el comisario Héctor Amarilla. Desde entonces, el aparato judicial avaló la versión del asesino: que el joven había robado una remera de un local y salió corriendo; que Amarilla, que hacía horas extra en el local, lo persiguió, y, tras un tiroteo, lo mató en defensa propia.
Pero hace poco se consiguieron las filmaciones de una inmobiliaria del lugar que demuestran, junto con un testigo, que lo que ocurrió fue bien diferente: nada de enfrentamiento; Nicolás estaba desarmado y Amarilla lo fusiló disparándole en el cuello cuando el joven intentó entregarse. El comisario se fue y luego volvió con la pierna herida para plantarle un arma al chico ya muerto.
Ahora la causa por robo contra la víctima dejó su lugar a otra por homicidio, con orden de detención para el comisario. Claro que, a esta altura, Amarilla se escapó y está prófugo, como suele pasar con estos asesinos institucionales.
El 10 de octubre de este año, en San Martín, Mendoza, Brian Cuello, de 17 años, fue fusilado por el subcomisario Marcelo Gatica, en medio de una razzia en el barrio Ambrosio. El asesino no sólo está libre, sino que fue declarado inimputable por los forenses, que lo diagnosticaron como “obnubilado” debido a un piedrazo que recibió después del fusilamiento.
En Córdoba, otro asesino será juzgado por homicidio calificado, delito que prevé prisión perpetua, pero como es un cabo de la policía, también sigue libre. Se trata de Marco Antonio Sosa, que en noviembre de 2013, en el barrio Bajo Pueyrredón, asesinó a Alejandro Godoy, de 25 años.
En medio de un conflicto entre dos vecinos, al que Alejandro permanecía ajeno, Sosa disparó su arma, dejando al joven en estado vegetativo durante 73 días, hasta que finalmente falleció. Los vecinos salieron a las calles a exigir justicia por Alejandro y fueron reprimidos con balas de goma.
Continuando con esta enumeración de impunidad: este jueves 24 fueron absueltos los tres policías imputados por el asesinato, en 2008, de Atahualpa Martínez Vinaya en Viedma. Este joven de 19 años estaba en un boliche del que fue sacado por la fuerza, fusilado por la espalda y su cadáver fue arrojado a 5 km. del lugar.
A su vez, en la unidad 42 de los penales de La Capilla, Florencio Varela, dos presos integrantes del proyecto Escuela, uno de primaria y otro de secundaria, aparecieron muertos. Uno de ellos, Miguel Ponce, murió de apendicitis al no ser atendido debidamente por el personal, pese a que había comunicado en repetidas ocasiones el pedido de tratamiento por su malestar. El otro detenido murió en una pelea con otro interno, el cual está con heridas graves.
Como sabemos, estas peleas son algo común en las cárceles y son las más de las veces armadas por los propios guardiacárceles, que se valen de sicarios para librarse de los presos “molestos”. De hecho, los presos que participan del proyecto escuela vienen sufriendo acosos constantes del personal penitenciario, así como la baja de la matrícula.
En el penal de San Felipe, Mendoza, Jesús Alaniz López, de 20 años, también murió, en una pelea según la versión oficial. Sin embargo, nadie vio nada. Después de que se lo encontró, el 28 de septiembre, con una herida punzante en un ojo, que le causó un derrame cerebral, fue llevado al hospital donde por tres días permaneció registrado como NN, mientras su familia removía cielo y tierra para averiguar dónde estaba y en qué condiciones. Finalmente, murió el 8 de octubre. Estaba preso por un robo simple, y no había sido juzgado todavía.
El 12 de octubre, en la comisaría de Orán, Salta, apareció muerto el detenido Eusebio Cardozo, tras recibir una golpiza y sufrir un ataque de epilepsia.
Mientras tanto, en La Pampa, el fiscal Jorge Amado y el abogado del policía asesino Osvaldo Pérez acordaron un juicio abreviado a propósito del asesinato del cazador Matías Ramos, ocurrido hace cinco años. Con el juicio abreviado, Osvaldo Pérez será condenado por homicidio culposo (accidental), con una pena mínima y en suspenso.
Recordemos que Matías recibió un tiro en la frente, al pasar su camioneta al lado del patrullero. ¿Dónde cabe la posibilidad de un supuesto “accidente”? Ni siquiera la planteó el asesino en su primera versión, que fue, apoyado en pruebas plantadas, la tan típica de la defensa propia en un “enfrentamiento”.
La familia de Matías, encabezada por su hermana Carolina, está convocando a una marcha de repudio este miércoles 29 de octubre, a las 9:00, en el centro judicial de Santa Rosa.
Por otra parte, y finalizando por ahora con esta seguidilla de medidas judiciales al servicio de la impunidad para los que reprimen día a día, el Tribunal de Casación Penal de Buenos Aires revocó la resolución que negaba la libertad condicional para el ex sargento Justo López, condenado a perpetua por asesinar en la tortura a Miguel Bru el 17 de agosto de 1993 en La Plata. Recordemos que Miguel sigue desaparecido. El asesino ya gozaba de salidas transitorias y ahora saldrá en libertad.
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