El mismo día que los alumnos de la escuela Ricardo Alfonsín estrenaban edificio, delincuentes irrumpieron y se llevaron computadoras entre otros elementos. En la secretaría. Al fondo Gilda Fernández, directora de la escuela Ricardo Alfonsín
El día que los alumnos de la escuela de enseñanza especial Ricardo Alfonsín estrenaban edificio en Alvear, se encontraron con la noticia que antes que ellos, el lugar fue visitado por ladrones.
Los delincuentes se llevaron una computadora All In One nueva además de otras PC más antiguas y varios elementos de electrónica que utilizaba el personal docente para trabajar.
“Con lo que cuesta tener material y nuevo que hagan esto no se entiende”, dijo con resignación Gilda Fernández directora del establecimiento educativo.
La escuela Ricardo Alfonsín fue creada en 1998 y por más de está dedicada a la formación integral de jóvenes con discapacidad de entre 14 a 21 años de edad.
Después de luchar para contar con un edificio nuevo, finalmente la Dirección de Educación Especial consiguió alquilar un espacio que se adecúa a las necesidades de la institución.
“El lunes hicimos todo el traslado de la antigua casa donde funcionaba la escuela hasta el nuevo edificio y justamente hoy era el primer día de clases de los chicos en este edificio”, agregó la directora.
Los delincuentes sortearon el cierre de la escuela en diagonal Pellegrini al 654, forzaron una reja y aunque no la pudieron retirar, reventaron un vidrio y con un gancho se las ingeniaron para acercar el escritorio a la ventana y sacaron la computadora por entre los barrotes.
Además de ese preciado elemento de trabajo para las docentes, también hurtaron televisores y otros artículos de electrónica, algunos de ellos en desuso, que estaban guardados en cajas bajo un tinglado.
La mala noticia la dieron la celadora y la cocinera cuando abrieron la escuela a las siete y media de la mañana.
“Cuanto les pueden dar por esa computadora, tiene todas la etiquetas del programa Conectar Igualdad y no se las pueden sacar, esto es lamentable”, comentó Fernández.
Además del malestar entre los docentes, el hecho también generó que los alumnos no comenzaran las clases en el nuevo edificio de la mejor manera.
“Varios niños estuvieron nerviosos, mal, algunos no quisieron ni desayunar”, indicó la directora.
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